Terapia física: la realidad chilena sobre el ejercicio

Por Valentina Pizarro

En un mundo donde la salud y el bienestar son prioridades fundamentales, la terapia física se destaca como un pilar esencial para la recuperación y la mejora de la calidad de vida.

Con la fiebre provocada por Santiago 2023, se ha abierto un espacio para el debate en torno al deporte y las posibilidades reales de poder dedicarse profesionalmente a la práctica de alguna disciplina deportiva.

La diferencia cuantitativa de preseas al finalizar el evento refleja directamente las falencias estructurales y de financiamiento que existen en Chile en comparación con países como Brasil, Argentina, Cuba y especialmente, Estados Unidos.

Para dedicarse al deporte de alto rendimiento, las y los deportistas deben empezar a entrenar desde muy temprana edad y adecuar su vida entera para poder practicar su disciplina. Esto incluye ausentarse a clases durante la etapa escolar, rendir exámenes libres, postular a becas, atrasarse algunos años en la universidad, buscar a alguien que cuide de sus hijos e hijas, pedir permisos en el trabajo, entre otras cosas.

En general, sin el apoyo del entorno, ser deportista en Chile es un camino lleno de dificultades. Y que esto sea así, responde a un problema de fondo que responde a una estructura que no deja espacio suficiente para la práctica deportiva.

Actividad física

Según la encuesta “Pulso Ciudadano”, realizada por la Consultora Activa, que contempló 1.036 entrevistas en 165 comunas del país, el 53,4% de la población chilena dice no practicar algún deporte y un 46,6% declara no realizar ningún tipo de actividad física. Además de esto, respecto a la salud, el rango etario que se considera menos saludable es el que abarca desde los 18 a los 30 años y corresponde al 24,5% de la población encuestada.

Imagen extraída de Mov Healthy Chile.

Falta de ejercicio

Daniela Rojas, terapeuta en actividad física y salud, egresada de la USACH, fundadora y directora de Mov Healthy Chile, enfatiza en la urgente necesidad de enfrentar las crecientes patologías resultantes de la mala nutrición y la falta de movimiento y abordarlas como un problema de salud pública.

“El 86.7% de la población (chilena) es sedentaria, más de la mitad de los chilenos tiene sobrepeso y son factores de riesgo a sufrir patologías musculoesqueléticas y metabólicas a temprana edad”.

Estas cifras podrían explicarse al comprender cuales son los obstáculos de las personas al momento de querer practicar deporte o hacer algún tipo de actividad física, Rojas comenta que los principales desafíos en su profesión están relacionados a factores externos como la situación económica y la falta de tiempo y ocio de las personas.

“La gente dedica el mínimo de tiempo para poder ejercitarse, lo hace cuando le sobra tiempo, cuando puede, cuando tienen ganas, cuando se enferman, no hay una visión preventiva entonces son pocos quienes se mantienen haciendo esto durante el tiempo. Otro problema es la situación económica, no todos tienen la posibilidad de pagar por entrenar y por eso mismo en el equipo con el que trabajo intentamos hacer “promociones familiares” y así también interactuar con todo el ambiente o grupo familiar a un costo más bajo”.

La profesional aborda cómo superar estos obstáculos y fomentar una visión preventiva en lugar de reactiva.

“Existe pocas metas, no hay objetivos claros y una como profesional debe ingeniarse en que las personas no lleguen porque las mandaron del consultorio o porque el colesterol salió elevado, sino porque es un beneficio a largo plazo, a nadie le gustaría llegar a cierta edad y no poder pararse de una silla sin ayuda.” comenta Daniela.

El poco conocimiento y la escasa relación que tienen las personas con una vida cercana a la actividad física presentan consecuencias en las personas como la falta de objetivos claros y la falsa idea de un límite de tiempo acotado y determinado para obtener resultados evidenciables.

Bienestar al alcance

El deporte y la terapia física son sustanciales en la calidad de vida de las personas, ya que esta influye en aspectos como el estado de ánimo, las relaciones familiares e interpersonales, la salud mental y el bienestar corporal.

“He tenido usuarios de todo un poco, desde adolescentes que pesan sobre 120 kg y producto de la baja autoestima han repetido cursos o tienen problemas en  tener relaciones afectivas, no sólo amorosas sino que también familiares, como también personas que han dejado de salir a correr producto de artrosis, o que evitan salir por miedo a caerse. Y cuando se someten a la terapia física o al ejercicio físico preventivo comienzan a ver cambios como pérdida de peso, aumento de masa muscular, disminución de dolores corporales. También empiezan a mejorar el estado de ánimo“, señala la profesional.

Daniela destaca además la necesidad de abordar los desafíos de salud pública con enfoques integrales. La terapia física, junto con la alimentación, la terapia psicológica y otras disciplinas, emerge como una herramienta poderosa para transformar vidas y construir un futuro más saludable y activo.

“El ejercicio es la mejor píldora para mejorar el estado de ánimo, para vivir bien, para disfrutar de las pequeñas cosas de la vida como puede ser subir un cerro, pasar tiempo en familia, o mantenerse ágiles hasta la adultez mayor”.