Ortorexia Nerviosa, trastorno alimentario disfrazado de vida sana
Por Francisca Gajardo.
Comienza como un interés por la alimentación saludable que puede convertirse en una obsesión patológica. Presión social, modelos estéticos de delgadez y presión mediática aumentan los riesgos a desarrollarla principalmente en mujeres y jóvenes.
La Ortorexia nerviosa comenzó a observarse desde los años 90s, a partir de personas que querían mejorar su salud, tratar alguna enfermedad o bajar de peso y que comenzó a convertirse en una tendencia a adoptar patrones rígidos de dietas en la línea de la alimentación saludable. El exceso de información sobre temas de alimentación y las muchas auto definiciones de “hábitos saludables” existentes en redes sociales, se ha transformado en un arma de doble filo en el que la desinformación potencia riesgos de caer en tendencias poco sanas respecto de lo que comemos, y a olvidarnos que la comida no es una herramienta de control y castigo, sino que tiene un importante rol nutricional, social y emocional.
A pesar de que no se encuentra clasificada dentro de los manuales de trastornos mentales ni psiquiátricos internacionales, la Ortorexia nerviosa fue definida por Steve Bratman como una obsesión enfermiza por comer alimentos saludables. Hemos visto que en los últimos años se ha incrementado el interés por conceptos como vida saludable, dietas y hábitos que privilegian el consumo de vegetales y frutas por sobre productos ultra procesados, junto a la práctica regular de ejercicios como un estilo de vida. Sin embargo, la sobre valoración de este estilo de vida en base a informaciones incorrectas sobre lo “saludable”, puede convertirse en un obsesión patológica por llevar una alimentación en extremo limitada y como menciona un estudio español, de generarse una relación perturbada y auto-castigadora con la alimentación, traducido en dietas restrictivas, preocupación excesiva sobre la calidad de los alimentos y, en algunos casos, el aislamiento social para no exponerse a tener que ingerir cualquier tipo de alimentos.
El Dr. Raúl Jara, Psiquiatra miembro de la Unidad de Trastornos de la Alimentación UC CHRISTUS y Psiquiatra del Hospital Sótero del Río, agrega que estas conductas rigidizadas, pueden generar consecuencias emocionales, como ansiedad, y angustia cuando no se adhieren a estas reglas nutricionales, con conceptos autoimpuestos y que pueden ser poco razonables respecto a la alimentación. Esto asociado al seguimiento rígido de estas pautas alimentarias y la masificación de mensajes que apuntan a una preocupación por el consumo de alimentos saludables y puros, junto a cánones de belleza suscritas a un ideal estético de delgadez y cuerpos tonificados, lo que puede ayudar a genera ambientes proclives a desarrollar trastornos alimentarios en personas más vulnerables.
Redes sociales
En estudios internacionales se ha demostrado algunas vinculaciones entre el uso de redes sociales y efectos negativos sobre la imagen corporal, la comparación social y los trastornos alimentarios, asociándose el uso Instagram con una mayor tendencia hacia la Ortorexia.
Los expertos explican que en las redes sociales los usuarios hacen una visualización selectiva que reúne publicaciones de otros con ideales similares y esto conlleva a creer que sus valores y creencias son más comunes de lo que en realidad son.
El Dr. Raúl Jara expone que, si bien en Chile hay preocupación por la tendencia de algunas redes sociales en promover “hábitos de vida saludable” con la consecuencia de que algunas personas desarrollen obsesiones al respecto, es preocupante sumar el dato de que las bajas bruscas de peso promueven también cambios biológicos a nivel cerebral
“La baja de peso brusca produce cambios a nivel cerebral que promueven que las personas mantengan hábitos alimentarios más rígidos y que mantengan preocupaciones respecto a la comida. Entonces se entra en una especie de círculo vicioso y en la medida que la persona se pone más rígida, mantienen estos hábitos alimentarios alterados, (…)que los mantiene en este círculo constante”.
¿Qué recomendación hace a sus pacientes respecto al uso de redes sociales?
Lo que hacemos en el trabajo terapéutico, es un análisis de cómo socialmente hay una sobre valoración de la imagen corporal, de cómo los medios y las redes sociales influyen en esto y cómo la imagen corporal está presente en los medios de comunicación. Luego, internalizamos un patrón de un ideal corporal y la idea justamente es hacer una crítica hacia eso, ya que se ha visto que el análisis de estos patrones es un factor protector para las personas.
Nosotros les recomendamos que inicialmente hagan una limpieza de las redes sociales, tratando de sacar todo el contenido que pueda ser potencialmente dañino para su salud mental, eso implica modelos que promuevan trastornos alimentarios, modelos o páginas de personas que promueven estos discursos de hablar sobre el cuerpo o de criticar el cuerpo.
Hábitos saludables
Existen mucha autodefiniciones y autoconcepciones del concepto saludable, sin embargo, para el Dr. Jara la definición de hábitos de vida saludable implica tener una alimentación equilibrada, balanceada y sin grupos de alimentos restringidos. Integrar el deporte como una práctica sana y no al servicio de la baja de peso, es decir actividades deportivas que favorezcan que las personas mejoren su autoconcepto y que vayan mejorando sus niveles de salud mental, sintiéndose tranquilos, con niveles de ansiedad no patológicas. A lo que suma hábitos como el buen dormir y mantener relaciones saludables con otros.
Respecto a las dietas o tratamientos profesionales para bajar o mantener el peso, el profesional menciona que existe un cambio de paradigma en el último tiempo, y que la recomendación es a no aliarse con pautas alimentarias extremadamente restrictivas, a romper con el concepto de dieta e instaurar hábitos de vida, pautas que permitan al paciente con sobre peso u obesidad llegar a un rango de peso saludable, pero sin pautas restrictivas.
“Lo más importante es normalizar pautas alimentarias y también normalizar la alimentación no solamente desde la composición de lo que necesita el cuerpo, la alimentación cumple un rol que es fisiológico o nutritivo, pero también cumple dos roles que son bien importantes y que a veces se olvidan. Uno que es el rol hedónico, o sea todos disfrutamos probablemente de comer una pizza o de comer una hamburguesa, y el rol social que tiene la alimentación. No solamente enfocarse en que las personas restauren el rol nutricional, o sea que estén en un rango saludable, sino que también las personas puedan disfrutar de la alimentación y que puedan restablecer hábitos sociales respecto a la comida”.
Para el Dr. Jara es esencial este último punto, y enfatiza en que las personas no se aíslen porque por ejemplo tienen un cumpleaños y saben que habrá un pastel.
“que no se resten de poder participar, sino que puedan participar en ese contexto y puedan disfrutar con los amigos y que puedan pasarlo bien, ese sería el objetivo del tratamiento”.