Los movimientos sociales chilenos que han desafiado al poder
“Las manifestaciones y marchas de protesta de la ciudadanía, especialmente estudiantes, trabajadores y pobladores, han cambiado parcialmente la fisonomía política del país”, explica el historiador Sergio Grez.
Durante los primeros años de la transición a la democracia, parecía que los movimientos sociales desaparecían de escena. Las grandes corrientes del capitalismo presentaron a Chile como un modelo a seguir. Sin embargo, casi 30 años después, el estallido social reveló el malestar acumulado durante décadas de movimientos sociales.
El historiador Mario Garcés analiza estos movimientos, reconocidos por su masividad, atención mediática, e injerencia en debates, políticas y leyes.
Cobre por el cielo y la educación por el suelo
La revolución pingüina de 2006 se produjo en un momento de gran expansión económica durante el primer gobierno de Michelle Bachelet. Con el alza del precio del cobre, Chile se acercaba al selecto grupo de países desarrollados.
En contraste, la educación atravesaba una realidad opuesta. Mario Garcés señala que: “muchos liceos en provincias estaban desarmados, la infraestructura de los colegios era débil y los niveles de rendimiento de la educación pública estaban por el suelo”.
“La revolución pingüina fue la campanada de alarma. Fue la expresión de un síntoma importante en la sociedad”, Mario Garcés, historiador de la Universidad de Santiago.
Tras 16 años de transición, la educación seguía regulada por una de la últimas leyes que promulgó Pinochet antes de dejar el poder. “Esto tenía un carácter simbólico muy fuerte. En este contexto, los estudiantes se atrincheraron en sus colegios apoyados por sus profesores, padres y apoderados”, afirma Garcés.
Marcha de los paraguas
El movimiento estudiantil de 2011 adquirió carácter nacional en corto tiempo. Desde abril a diciembre, los estudiantes se tomaron las calles para manifestar su rechazo al sistema educacional. Entre estas marchas, destacó la “marcha de los paraguas”, donde a pesar de la lluvia, más de 100 mil personas salieron a la calle a defender la idea de una educación gratuita y de calidad.
Garcés señala que el movimiento “fue una gran crítica a la forma en la que se estructuró la educación superior a partir de la transición, el rechazo al CAE y al negocio de los privados que controlan a las universidades”.
No + AFP
En 2017, alrededor de 800 mil personas marcharon en la capital a modo de protesta por las bajas pensiones en Chile. Las manifestaciones contra las AFP evidenciaron las mayores fallas del sistema de fondos instaurado en la dictadura.
“Nuestros fondos son administrados por empresas privadas que le prestan a los grandes grupos económicos y, sin embargo, el acceso a una vejez digna es una ilusión. Envejecer significa empobrecerse”, afirma Garcés.
Crisis institucional
Durante la última década, algunos movimientos como el feminista, ambientalista, mapuche y otros en regiones demostraron el problema económico, político y social que luego resurgiría en el estallido.
“Las principales motivaciones del pueblo son la desigualdad social, salarios y pensiones miserables, deficientes servicios de transporte, educación y salud, aumentos desconsiderados de servicios importantes, violencia desmedida de grupos policiales, corrupción y privilegios políticos y en gran medida: colusión de las grandes esferas de poder”, Sergio Grez, historiador.
Por su parte, el periodista Alberto Luengo describe un desacople entre la ciudadanía y la elite política mucho más profundo que cualquier disputa entre la izquierda y la derecha. “Cuando los partidos se vuelven irrelevantes a ojos de la gente, se cae el pilar básico de la democracia representativa”, afirma.
“Las respuestas de los gobiernos se sustentaron con las frustraciones de sus predecesores. Bachelet incorporó reformas, pero las hizo a medias. Piñera, por su parte, solo impuso represión y chantaje. El estallido social fue el momento de mayor distanciamiento de la clase política con respecto a la sociedad y reveló un malestar acumulado durante décadas de movimientos sociales”, finalizó Garcés.