Plasmar el descontento: Murales de resistencia en Chile desde el 18O

A poco más de un año del inicio de la revuelta social, las paredes siguen gritando. Artistas urbanos de distintos lugares del país reflexionaron sobre la experiencia de crear en medio de un escenario de peligros, tensiones e incertidumbres.

Este tipo de arte retrató, entre otras cosas, los episodios más duros del Estallido Social. (Autoría: Brigada Mujeres Muralistas, Bio Bio, Chile.)

El estallido social del 18 de octubre de 2019 suscitó la irrupción de una gran cantidad de expresiones artísticas en el país. Una de ellas fue el muralismo, fenómeno que tiñó las calles de colores y plasmó las reivindicaciones que vitoreaban miles de personas en las calles.

Cuatro artistas analizan el presente del arte callejero: Milena Muñoz, miembro de la “Brigada Mujeres Muralistas” de la región del Bio Bio; Patricio Muñoz, artista curicano; Darío, proveniente de Talca; y Romina, de Santiago. Estos últimos prefirieron mantener sus apellidos en el anonimato.

Temores e inspiraciones

“[El estallido] nos inspiró mucho desde el día uno, ya que igual nuestra forma de reflejar este arte siempre ha sido con una razón política de denunciar distintas problemáticas que surgen. Entonces esto fue como que todas las personas tenían la misma necesidad que tenemos nosotras hace años, por lo que nos incentivó bastante a hacer agitación y propaganda de lo que iba pasando e íbamos sacando un extracto de eso y lo plasmábamos en un muro”, cuenta Milena sobre su experiencia con su colectivo de muralismo. 

También relata que vivieron ese episodio con mucha intensidad, porque tenían miedo de realizar trabajo en la calle. Esto, por la presencia policial, las personas contrarias a las movilizaciones, o el toque de queda que cambiaba con mucha frecuencia. 

La penquista señala que aquello no las frenó y trataron de  “hacer alianza con personas que ya conocíamos para cuidarnos. Vivimos un proceso muy intenso todos esos meses porque nos mantuvimos activas. Estábamos muy contentas y seguimos así porque este proceso sirvió para reafirmarnos y seguimos con mucha más fuerza”.

Un animal más grande

El talquino Darío cuenta que el suceso del 18 de octubre le sirvió para facilitar sus conocimientos sobre sus técnicas y la pintura para poder trabajar junto a otras personas.

“Uno igual en la volá’ del arte callejero pinta en grupos chicos o solo, entonces lo que me dio más ganas fue de ver a otras personas trabajar (y que hayan sido personas tan distintas, de repente). Y logramos unirnos y unir nuestros diferentes conocimientos y hacer algo que trascienda la persona”, señala el artista del Maule. 

Y añade que sentir que el individuo se “deshizo” a partir de octubre. Esto porque se sentía parte de “una célula o un animal más grande” y que estaba habitando un territorio. 

“Igual estaba bacán acompañar el movimiento de este gran animal que estaba despertando luego de que lo han apaleado tanto”. 

Por los caídos

El 19 de octubre de 2019, José Uribe Antipani, de 25 años, murió cuando participaba de una manifestación en la ruta 5 sur en Curicó. Falleció producto de un impacto de bala que en primera instancia, se atribuyó al disparo de un miembro del Ejército. Más tarde se conocería que el autor del asesinato sería el empresario Francisco Fuenzalida Calvo, de 60 años. 

Este suceso que enlutó a la ciudad convocó a distintas muestras de afecto y solidaridad entre la gente curicana. Patricio Ibarra participó en la realización del mural conmemorativo del joven. 

La experiencia de plasmar el rostro del manifestante, cuenta, fue buena. Esto, porque el mural se llevó a cabo en base a aportes de diversas personas: “Nadie pagó nada, sino que amigos y particulares fueron dando aportes para poder lograr hacerlo”, y continúa recordando: “Igual llegó el papá y la mamá de José Uribe ahí a dar las gracias así que fue bonita toda esa instancia que pasó en ese tiempo”, cierra. 

Arte a las calles

Darío comenta que el arte callejero ha permitido “mantener prendida la llama del mensaje del descontento” en aquellos aspectos de la vida cotidiana de los territorios. Según el talquino “Muchas veces uno protesta o se manifiesta con sus compañeros a partir del discurso y eso se esfuma de la mente o a través de la social media”. 

Romina, por su parte, confiesa que le ha “impresionado la forma en que ha crecido la cantidad de gente que quiere hacer y hace arte como forma de expresarse o demostrar su opinión, de apropiarse de las calles con consignas que pudiendo ser muy personales, son colectivas igual en los muros, con intervenciones o performances”. 

Y cierra la artista santiaguina: “Ahora la gente tiene algo que decir, quieren ser escuchados y la forma más inmediata y directa para ello es la calle y encuentro genial que todos participen en ello. Ese pensamiento de que el arte es de los artistas y de los museos y galerías hace que el arte no se haga parte de nuestra vida, que no nos invada y explote en todos lados como pasó luego de la revuelta de octubre”, finaliza. 

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