Percepción de la nueva sociedad chilena ante la imagen militar

Línea de militares armados resguarda un edificio en Santiago. Fuente: El Desconcierto

Desde el régimen militar, la percepción de la sociedad chilena sobre los militares quedó marcada negativamente. Con el estallido social, la desconfianza hacia la imagen militar tomó más fuerza que nunca.

Junto con la revuelta de octubre del 2019, la sociedad chilena decidió demostrar su descontento a las estatuas militares existentes en el país. Benjamín Pino, estudiante de periodismo y manifestante activo durante el estallido, argumenta que las figuras militares: “no representan a la mayoría, sino que – todo lo contrario -, estas retratan a torturadores, partidarios del régimen militar y las violaciones a los DD.HH”.

Si bien la historia del país con los militares comenzó hace tiempo, no fue hasta la dictadura de Augusto Pinochet en donde esta institución tomó protagonismo en una de las épocas más oscuras de Chile.  

Gusto amargo

Desde ahí, la percepción de la sociedad chilena ante los militares quedó con gusto amargo. Los miles de crímenes de lesa humanidad, la impunidad de los culpables, los múltiples beneficios que poseen, los casos de corrupción (como el Milicogate), entre otras cosas, hicieron que la sociedad chilena sintiera un rechazo inmediato por esta institución. 

Sin embargo, no fue hasta el estallido social que esto se hizo notar. Durante los casi cinco meses de continuas manifestaciones, fuimos testigos de cómo las personas derribaban estatuas que representaban lo militar (por ejemplo, la estatua de Pedro de Valdivia en Concepción) y la continua lucha por derribar la figura del General Baquedano en Plaza Dignidad.  

Revancha social

En palabras del sociólogo Max Colodro para Radio Duna, el estallido social “tiene mucho de revancha, se generó un contexto en Chile de poder pasar la cuenta de todo lo que no pudimos en los 80 y en la transición”. Con el estallido social, las personas vieron una oportunidad para decir “basta”. Para derribar aquellas figuras militares que siempre estuvieron presentes, que sobraban y no representaban más que a los poderosos del país.  

Y es que, como dijo la periodista Mónica Rincón en CNN, “la memoria es fundamental en la identidad de un país”. Que la sociedad haya decidido no aguantar más el tener estatuas que representan el mundo militar – el cual está cargado de una historia negativa – significa que las/os chilenas/os nunca más olvidarán, ni aguantarán, lo que los militares le hicieron al país.

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