Reconocidas internacionalmente, pero ¿lo son a nivel nacional?

En 2022, las producciones nacionales se quedaron con un total de 219 galardones en los 131 festivales en los que participaron. Esto demuestra que el cine chileno se ha ido posicionando como una joya latinoamericana dentro de la industria.

Imagen de Radio Velvet

Por Yerko Correa

Dos son las producciones audiovisuales chilenas que han ganado los Oscar. Primero fue “Historia de un Oso” en 2016 por Mejor Cortometraje Animado y, luego, “Una Mujer Fantástica” en 2018 por Mejor Película de Habla No Inglesa. Pero estas realizaciones nacionales no son las únicas que han llamado la atención del Premio de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas, ya que “No” de Pablo Larraín, “El Agente Topo” de Maite Alberdi y “Bestia” de Hugo Covarrubias han estado cerca de ganarse el galardón en Mejor Película Extranjera, Mejor  Documental y Mejor Cortometraje Animado, respectivamente.

Chile no ha sido representado solamente en los Oscar, sino que distintas películas, series, cortometrajes y documentales han ido a promocionarse, pero también a competir en grandes festivales de cine de gran reconocimiento tales como el Festival Internacional de Cine de San Sebastián (España), Los Premios Goya (España), el Festival Internacional de Cine en Berlín (Alemania), el Festival Internacional de Cine de La Habana (Cuba), incluso el Festival de Cannes (Francia). Estas celebraciones son la prueba de que sí, Chile hace cine y uno que es digno de competir tanto con las grandes producciones como con aquellas que son independientes.

Incluso, películas como “1976” de Manuela Martelli, “La vaca que cantó una canción hacia el futuro” de Francisca Alegría, “Rolling in the Sun” de Sebastián Silva y “El Conde” de Pablo Larraín están bien calificadas en Rotten Tomatoes, tanto por el Tomatometer como por la puntuación de la audiencia. De este modo, podemos decir que nuestras producciones audiovisuales son reconocidas internacionalmente, pero ¿lo son a nivel nacional? 

Creo que las obras nacidas desde el séptimo arte no son reconocidas a nivel nacional. He realizado preguntas similares a la que planteo en esta instancia y la respuesta siempre es antecedida por unos segundos de silencio. Esto es lamentable, porque de no ser por la situación de desprotección y precariedad del campo del cine y audiovisual, la rica variedad de directores y directoras no tendrían que perfeccionar sus técnicas de producción fuera del país, haciendo cine desde el extranjero para así ganarse un lugar. ¿Cómo es posible que la narrativa audiovisual de talentosas personas no pueda florecer en suelo chileno?

A veces me pregunto cuáles podrían ser las razones por las que el cine chileno no está más presente entre nosotros. Puede ser que las ficciones chilenas no convoquen a tanto público local por cierto estancamiento en sus temáticas, cabe la posibilidad de que se necesiten nuevos rostros o que ciertos actores cambien sus roles, quizá falta experimentar con nuevas historias. Tal vez es necesario un poco de todo lo anterior.